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viernes, 6 de agosto de 2010

mi salinger personal

hace unos meses murió j.d. salinger, y el que menos aprovechó la oportunidad para rendirle un homenaje. yo también lo pensé. pero el hecho es que se me pasó el tiempo y no llegué a hacer nada al respecto. esto no es precisamente un homenaje sino más bien el breve relato de mi historia con él, pues es uno de los pocos escritores con los que tengo una historia personal y antigua:
a mí me enseñaron a salinger en el colegio, en tercero de media, es decir entre los 14 y 15 años. teníamos un profesor de literatura al que admirábamos mucho por diversas razones: era joven, divertido, nos hablaba relajadamente, con lisuras, es decir, con un approach muy distinto a cualquier profesor típico de colegio católico. un día nos enseñó el cuento “un día perfecto para el pez plátano” (“a perfect day for banana fish”) y yo quedé fascinado con él. fue la primera vez que leía algo que me calara hondo y que despertara en mí un genuino interés por la literatura. antes de eso, había leído cosas tipo tom sawyer, que no representaban un estímulo real y con las que pocos se pueden identificar –a menos, quizás, que seas un niño travieso de mississippi-. el impacto que tuvo el ingreso de salinger en mi vida es tal, que aún ahora, cada vez que leo ese cuento o simplemente lo recuerdo, sigo visualizando a seymour glass -el personaje principal- exactamente como mi profesor.
para mí como para muchos, salinger siempre fue un ícono de independencia, libertad, honestidad, consecuencia y pureza. vivió tal como predicaba, como un ermitaño, sumergido voluntariamente en el ostracismo mediático, y sin dejar nunca de escribir en su exilio -tal como lo dijo en una carta al new york times- cosas que nunca leeremos, actitud que incluso sus seguidores podrían criticar pero yo prefiero pensar que las cosas que publicó previamente a su retiro son un legado más que suficiente para enseñarle a la humanidad lo que es una literatura mordaz, visceral, bella, honesta y auténtica.
a continuación les dejo algo que escribí cuando tenía 19 años y que expresa lo que representaba y sigue representando salinger en mi vida:

aprendizaje bancario

ayer anduve brincando
de estrella en estrella
bordeando la Vía Láctea
explorando nuevas galaxias

ahora saco dinero del banco
escribiendo
sobre el ticket de espera
¡burocracia de mierda¡
no tengo la actitud radicalísima
de salinger,
aún no,
(¿j.d irá al banco de vez en cuando?
¿usará tarjetas de crédito?
¿eso nos decepcionaría?)

sólo sé que no voy a decir
nada que no sienta
o no quiera
ni mostrar mi hipócrita sonrisa

3 comentarios:

  1. Los seguidores de Salinger nos negamos a crecer y perder nuestro universo interior: infantil, adolescente cuanto más, dado que vemos en las calles un reflejo oscuro de lo que jamás quisiéramos llegar a ser.

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  2. totalmente de acuerdo. muy buen insight, carlitos.

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