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martes, 26 de enero de 2010

la muerte más inocente del rock

sin duda fue la de mary hansen, segunda voz, guitarra y teclados de stereolab, en el 2002, a la edad de 36 años. acostumbrados a escuchar de muertes sórdidas, oscuras y putrefactas, causadas por sobredosis de heroína, cocaína, pastillas o cualquier coctel de drogas duras en general, o suicidios agravantes con escopetas, cuchillazos o asesinatos por ajustes de cuentas o de motivo pasional, la forma en que mary murió es una especie de reivindicación de un espíritu más lúdico y puro, dándole un estándar de heroína de las almas buenas.
como muchos deben saber, mary hansen murió en diciembre del 2002 mientras montaba su bicicleta –¡bicicleta!- por el centro de londres y fue imprudentemente arrollada por un camión. puedo imaginarme la escena perfectamente. la linda mary seguramente volvía a casa después de un ensayo con la banda, feliz con el sonido que estaban logrando –es bueno tener en cuenta que los mejores discos de stereolab, en mi humilde opinión, tuvieron lugar a finales de los 90 y principios del presente siglo- y se dirigía a su hogar a alimentar a su mascota o, quién sabe, a encontrarse con su enamorado, escuchando beatles o la época más dulce de velvet undeground. paralelamente, me imagino a un camionero ebrio de manchester, realmente infeliz con su vida, con su trabajo, con su mujer y con los inútiles de sus hijos. seguramente volvía a casa después de haber visitado su burdel londinense de preferencia, simplemente deseando que ese día acabe.
el destino estaba listo para cruzar estas dos vidas contrapuestas –al igual que la naturaleza y dirección de sus vehículos- y el final ya se lo pueden imaginar ustedes mismos.
aquí los dejo con mary –la pelirroja con la guitarra blanca- en su hábitat natural: tocando música con su banda…

2 comentarios:

  1. que bueno que de la discusion del sabado pasado haya salido algo tan lindo. siempre me dara mucha pena esta historia del rock.

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  2. gracias, pollock. hace tiempo quería escribir sobre esto pero la discusión del sábado realmente me dio el empujón que necesitaba para hacerlo.

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